lunes, 2 de abril de 2012

FOTÓGRAFOS Y PINTORES COMENTADOS EN EL SEMINARIO DE PRIMER NIVEL


En orden alfabético:

Alberto Garcia Alix
A. García Alix















Alfred Cheney
Annie Leibowitz
Bill Brandt
Bill Brandt


















Courbet (pintor)
Edward Steichen
Edward Weston
Ellen Von Unwerth
Erwin Olaf
Frank Eugene
Frantisek Drtikol
Frasntisek Drtikol
















Fusco Maraini
Guy Bourdin
Helmuth Newton
Herb Ritts
Jan Saudek
Jarmo Pohjanien
Jean Loup Sieff
Julio Romero de Torres (pintor)
Juilo Romero de Torres

Leni Riefenstahl
Leo
Leopold Reutlinger
Leopold Reutlinger














Lucien Clergue
Man Ray
Richard Avedon
Richard Avedon














Robert Mapplethorpe
Rudolf Lehnert y Franz landrock
Ruth Bernhard
Terry Richardson

jueves, 22 de marzo de 2012

4/4 ALGUNAS TÉCNICAS


¡No! 2000 Le Bendalier
La técnica del ¡NO!

Es una técnica que me ha servido en gran cantidad de ocasiones para lograr que el modelo deje de estar intimidado por la cámara o deje de desconfiar de la imagen que puede llegar a dar en las fotografías.

Se trata, tan sólo, de que el modelo exclame ¡NO! a la cámara, pidiéndole antes el fotógrafo que lo haga con una expresión y un gesto de enfado y de furia.

La verbalización y el gesto de negación (ha de ser un ¡NO! brusco) hace que el modelo vea que puede tomar una actitud diferente y poco usual ante el objetivo de la máquina y que no pasa nada por hacerlo.

Por cada ¡NO! se dispara una foto. Es algo que provoca risas, distiende el ambiente porque libera el nerviosismo y al cabo de unos cuantos disparos se observa que el modelo se relaja y posa con mucha más naturalidad. A veces se obtienen con esta técnica fotos muy interesantes. Vale igual burlarse de la cámara o sugerir cualquier otra actitud desenfadada.


Pepe's. 1978. Le Bendalier
 La técnica del cambio de ropa

El cambio de ropa —tanto en foto de desnudo como retrato— sirve para obligar al modelo poco habituado a tomar diversas actitudes y personalidades. Conviene comenzar con la ropa que ha traído y pasar a la que el fotógrafo tiene preparada para la ocasión.

Vestir la ropa a la que no se está acostumbrado hace que las personas mostremos rasgos de nuestra personalidad y actitudes que en otra situación no aflorarían. A lo largo de una sesión de retrato es una ayuda imprescindible para mi manera de trabajar.










La técnica del muéstrame pero no me enseñes

Es bien sabido que la sugerencia es preferible en general a la exhibición. Por ello y siempre en función de la forma de ser del modelo, se le puede pedir al modelo que juegue este juego: mostrar pero no enseñar. Mostrar una cadera en lugar de enseñar las nalgas, mostrar un hombro y el nacimiento del pecho en lugar de enseñarlo todo o hacer un retrato pidiendo que se descubran los hombros y la curva del cuello. O, incluso, un simple gesto en determinada postura.

Este juego es aplicable, en general, cuando se pretenden fotos con una cierta carga de erotismo que el modelo esté dispuesto a poner. También sirve para romper el hielo después de los primeros fotogramas, pero esta técnica hay que manejarla con tacto y siempre en relación con todo lo que se planteó en la entrevista. Lo que NO debe suceder es que el modelo sienta que durante la sesión no hay nada de lo que se propuso en la entrevista. Nunca hay que traicionar la confianza ni los propósitos propios.
 



Lo que se propuso y lo que se fotografió. 2001. Le Bendalier
La técnica de las fotos atrevidas

Debe entenderse como foto atrevida aquella que es inusual en un desnudo de tipo clásico, pero que requiere de él. Se trata de imágenes impactantes o sugerentes en las que, por ejemplo, los genitales están señalados o relacionados expresamente.


Soy de la opinión de que sólo se pueden plantear este tipo de fotografías a modelos con los que se tenga confianza o a modelos que durante la sesión se han implicado personalmente en la consecución de las imágenes.

Si se ha logrado tal cosa, entonces se comenta lo que se tiene pensado o se muestra el dibujo o la foto de lo que se quiere conseguir (que hasta entonces no se había enseñado) manteniendo siempre abierta la puerta para que el modelo pueda negarse dignamente. Se hace la foto y, si es un espanto, se borra y ya está.





La técnica de la preimagen (esta la dejo por puro romanticismo del tiempo de la química)


Imagen previa de La Dama del Mocho. 2002, Le Bendalier
Imagen definitiva sobre negativo. La Dama del Mocho, 2002, Le Bendalier


Consiste en utilizar una cámara tipo Polaroid o digital para hacer una prueba que muestre al modelo cuál puede ser el resultado final de la toma. Es una técnica muy práctica y convincente. De esta manera el modelo puede dar sus propias sugerencias, generalmente muy acertadas. Sirve, además, para lograr su implicación en la sesión de fotos.
 



Espalda, 2001. Le Bendalier

 El uso de la adulación

El modelo puede posar para verse más tarde por puro gusto, porque le apetece o para colaborar en un proyecto artístico. En todos los casos, halagar indiscriminadamente la vanidad del modelo es un truco rastrero.

Se admiran las curvas o las poses que toma el modelo en el total de la foto, no las que tiene en particular fuera del contexto de la imagen.

Se está para las fotos no para el modelo.

Se da confianza comentando las imágenes buenas mientras se encuadran pero no se adula en vano porque se nota que es falso.

Se deben agradecer y felicitar las iniciativas del modelo porque se lo merecen y porque es de buena educación.




Muerte, 1998. Le Bendalier
La técnica del gasto

No parece razonable escatimar sitio en la tarjeta de memoria, después de todo lo que cuesta lograr el tiempo y la paciencia de un modelo de figura o de retrato. La preocupación por el ahorro puede ser fatal, e incluso puede dar al traste con toda la sesión.

Pienso que hay que disparar incluso cuando se sabe o se ve que la fotografía no será aprovechable. ¿Por qué? Muy sencillo: porque el fotógrafo no debe desdecirse y tampoco debe negar la colaboración que pueda venir del modelo. La sesión tiene un ritmo y una fluidez que se debe respetar, por lo tanto, no hay que detenerse para dar explicaciones o para discutir.

Es evidente que si el modelo no acepta determinada pose o actitud no hay que forzarlo sino que esa toma deberá dejarse para más adelante, dando un rodeo de manera que la pose antes rechazada sea luego más fácil de aceptar.


La técnica del descanso

Si se piden varias poses o un estilo de pose que el modelo no quiere tomar más vale detener la sesión un instante para descansar. Entonces conviene conversar sobre el desarrollo de la sesión para aflojar la tensión que hubiera podido aparecer.
 

Cuando el modelo no está motivado y no se logra motivarlo, más vale dejar la sesión con elegancia o charlar buscando restablecer la corriente de confianza perdida o no conseguida, evaluando si se ha logrado conectar de nuevo y si se puede continuar o si es mejor dejarlo definitivamente.
 

Si la sesión se da por acabada no hay culpables, ni malos modelos ni malos fotógrafos: en mi opinión, simplemente no ha cuajado la relación de confianza modelo-fotógrafo.

viernes, 16 de marzo de 2012

3/4 LA SESIÓN DE FOTOS DE DESNUDO O DE RETRATO



Es de buen gusto agradecer al modelo que haya acudido a la cita aunque se haya retrasado. Algunas personas cambian de opinión, no llaman y no aparecen. 

De entrada, hay que disipar el nerviosismo propio y el del modelo. Es perfectamente normal que el modelo y el fotógrafo estén nerviosos puesto que una sesión de fotografía no es algo que los aficionados hagamos todos los días.

La charla tranquila, mostrar el estudio o el lugar donde se van a hacer las fotos, enseñar de nuevo las fotografías o dibujos de lo que se piensa hacer y las que se han ido pensando, señalar el sitio donde se va a cambiar el modelo y escoger la ropa a utilizar, suelen ser actividades suficientes para romper el hielo e iniciar un primer acercamiento que permita establecer una corriente de confianza mutua que será absolutamente imprescindible mantener a lo largo de la sesión.


El estudio o el lugar donde se va a trabajar debe estar muy limpio.

La ropa que aporte el fotógrafo también deberá estarlo, además de planchada y colgada o bien doblada. Conviene que el modelo pueda cambiarse en una habitación anexa o detrás de un biombo o en un lugar aparte donde no pueda sentir encima la mirada del fotógrafo. Si no hay habitación anexa o biombo, el fotógrafo deberá situar su material de manera que pueda darse la vuelta y cargar la máquina o hacer cualquier cosa mientras el modelo se cambia. 

En ocasiones, el modelo no tiene ningún problema en iniciar la sesión desnudo o en desnudarse delante del fotógrafo. En ese caso hay que comportarse con total naturalidad, no asombrarse de ese modo de hacer y no dejar de mirar a los ojos. De lo contrario, el modelo tiene una desagradable doble impresión: por un lado, de que ya ha ido demasiado lejos — y ni siquiera ha comenzado la sesión—; y por otro, que el fotógrafo no está tan acostumbrado ni tan preparado como parecía.

Hay varias Reglas de Oro. Desde mi punto de vista, estas son las fundamentales:

1ª Desde el primer momento mirar siempre a los ojos del modelo. El cuerpo del modelo ya se verá por el ocular de la cámara.
 

2ª Nunca hacer juicios de valor sobre el cuerpo del modelo.
 

3ª Creo que hay una frase prohibida: ‘ponte como quieras’. Esta frase denota que el fotógrafo no sabe lo que quiere. El fotógrafo debe dirigir al modelo continuamente y no perder el control de la sesión. No obstante, puede cederlo y recuperarlo más tarde.
 
4ª Nunca tocar al modelo. Describir de palabra lo que se quiere (brazo más a tu derecha, pierna izquierda doblada, etc...). Cuidar el vocabulario: no se dice culo, se habla de caderas o de nalgas; no se dice tetas, se habla de pechos, busto o senos; no se dice coño, se habla de pubis; no se dice cachas, se habla de muslos; no se dice minga, se habla de pene o sexo, y así sucesivamente. El vocabulario que se usa indica el nivel de cultura y sensibilidad del fotógrafo.

Sencillamente, se trata de no ser vulgar ni ordinario. 

5ª Mantener una conversación.
 
6ª Si se pide una pose o el modelo ofrece una, se hace la foto aunque no haya sido una buena idea.
 

7ª No forzar al modelo continuamente. Que el límite lo ponga él.
 

8ª No hacer chistes verdes.
 

El fotógrafo debe llevar la iniciativa porque el modelo no debe quedarse sin saber qué hacer o qué pose adoptar. Por eso, y para tener las ideas claras, es imprescindible el trabajo anterior de buscar referentes o hacer dibujos.

No es infrecuente que el fotógrafo se quede sin ideas; entonces, se hace un descanso y se piensa. Tampoco es infrecuente esperar las curvas de un cuerpo y encontrar otras. En esa situación han de ponerse en marcha todos los recursos de improvisación del fotógrafo y toda su cultura visual para sacar partido de la nueva situación y de esas formas recién descubiertas.

Que el modelo venga con alguien (novio, marido, amigo o amiga, padre o madre) nunca debe representar un problema. A veces puede ser una muestra de desconfianza hacia el fotógrafo, pero en la mayoría de ocasiones resulta que el modelo no se ve capaz de estar desnudo o de ser retratado sin el apoyo moral de un conocido. Ahora bien, hay que lograr dos cosas del acompañante:
 

1º Que se involucre en la sesión.
 

2º Que no se quede a nuestra espalda, en lo posible.

El acompañante debe estar discretamente bajo control y al servicio de la sesión. Una manera sencilla de que colabore y de que se involucre es hacerle mirar por el ocular de la cámara o bien, pedirle que se ocupe de sostener el reflector o determinada fuente de iluminación.

En estas ocasiones tanto los acompañantes hombres como mujeres son sensibles al arte y no suelen criticar las tomas. Es más, si se involucran a fondo animan al modelo y el resultado de la sesión es muy satisfactorio. A veces se apuntan y posan también.

Es evidente que se debe estar seguro de que nadie interrumpirá la sesión de fotos o entrará en la habitación donde se está trabajando. La privacidad, al igual que la discreción, es fundamental. De igual manera la temperatura de la habitación debe ser la adecuada para que el modelo no tenga frío y que a la incomodidad inicial de la desnudez, no se sume la del ambiente.

La proximidad del modelo desnudo cuando se están mirando los dibujos o fotografías de las tomas no debe ser causa de turbación para el fotógrafo. En muchas ocasiones llega un momento en el que el modelo está tan cómodo y tan a gusto que se olvida de su propia desnudez y se comporta y se acerca como si estuviera vestido. Ni que decir tiene que esto debe tomarse como un signo de confianza y no como una invitación.

También puede suceder que el modelo se excite en un momento determinado de la sesión. Eso no quiere decir que se presente una oportunidad de orden sexual; todo lo contrario, el modelo se ha erotizado pero quiere guardar esa excitación para sí. El fotógrafo que pretende aprovechar la ocasión se suele llevar un chasco y gana un final de sesión tormentoso que sólo habla mal de él y de los que nos dedicamos a la foto de desnudo. Si no se lleva un chasco, se lleva algo peor: que el modelo llevado por su excitación hace algo que no quería hacer y, en consecuencia, nunca más posará para nadie y recomendará a sus amistades que no lo hagan.

Por último, tener en cuenta que para una persona que no posa habitualmente, el desnudo es la última frontera.

Cuando el modelo se despoja por completo de la ropa se ofrece tal cual es, y pone en el fotógrafo una confianza que no debe ser traicionada de ninguna manera. Se trata de una situación delicada que debe ser llevada con educación, cortesía y sensibilidad. Es el tiempo de las sugerencias o preguntas que dejen la puerta abierta a que sea el modelo quien fije los límites. Y esa pregunta o esa sugerencia debe ser acorde con el progreso de la sesión.

2/4 ABORDAR AL MODELO


La entrevista o entrevistas previas son fundamentales.

Si es necesario se busca un momento que vaya bien a ambos para poder explicar la idea de la sesión con claridad y poder presentar el trabajo que se hace y/o el que ya tiene publicado en papel o en web. O ninguno y ser muy sincero y muy claro. No conviene presionar para que el modelo decida, hay que darle su tiempo. Y si dice que no quiere posar, tan amigos.

Se puede comenzar exponiendo los motivos que han llevado al fotógrafo a elegir a esa persona como modelo. No debe olvidarse dónde se expondrá el material que se obtenga y explicar cual será la duración estimada de la sesión, y dónde se desarrollará. Conviene aclarar al modelo que puede venir acompañada de quien quiera.

A continuación se explica la idea para la que se requiere a ese modelo en particular, con los referentes que se habían preparado. Es evidente que el entusiasmo del fotógrafo ayuda a convencer y eso, junto a la idea del proyecto facilita que el futuro modelo se implique.
 

Los motivos de negativa más habituales son:

1) Falta de confianza en el fotógrafo.
 

2) Uso de vocabulario grosero. Indica falta de tacto y sensibilidad
 

3) Temor del uso que tendrán las fotos. Se soluciona con un acuerdo por escrito.
 

4) Inconformidad con las contraprestaciones. Dinero o copias de las fotos o de los archivos
 
5) Desconfianza hacia el lugar donde se harán las fotos.
 
6) Tipo de fotos propuestas o de la imagen que dará el modelo en ellas.
 
7) Temor a empezar vestida y a acabar desnuda. Por ello es necesario plantear las cosas con claridad desde el principio.
 
8) Temor a que el fotógrafo pierda la compostura.
 
9) El peso de la opinión de amigos y familiares, sobre todo si son fotos de desnudo.
 
10) Vergüenza. Siempre se pasa al principio pero desaparece a medida que se desarrolla la sesión.
 

11) Reparos ante la propia imagen. Conviene aclarar que la fotogenia se construye a lo largo de la sesión, al menos en mi opinión.
 
12) Que la calidad del trabajo presentado o que su estilo no guste al modelo.
 

13) Malas experiencias anteriores.

14) Sencillamente: que no le apetece y punto.
 

Es preciso mantener la dignidad ante la negativa porque la imagen del fotógrafo depende del talante con que la acepte. Hay que respetar esa decisión y no insistir, y menos hacer referencias de mal gusto al ”‘bajo” nivel de desinhibición del modelo. Con todo y la negativa, no debe cerrarse la puerta, porque en el futuro el modelo puede cambiar de opinión o proponer a otra persona que sí puede estar interesada en posar.

En el caso de que el modelo acepte posar, no conviene hacerle esperar mucho tiempo. Ese es el momento de cerrar los acuerdos del contrato que vinculará a modelo y fotógrafo y de demostrar que lo que se ha dicho es cierto. Si el modelo es menor de edad, el contrato y la autorización de sus padres o de su tutor son absolutamente imprescindibles.

Si no se hizo antes, es la hora de avanzar temas como el maquillaje que debe traer (el mejor es el que no se nota) y el que se facilitará: máscara para granitos y manchas (que se aplicará ella misma) y los polvos para matar los brillos de la piel tipo Kriolán, o similar.

Los cambios de aspecto o de actitud originales o diferentes suelen ser bien recibidos, pero hay que plantearlos siempre de acuerdo a lo dicho en la entrevista previa 
Con respecto a la ropa con la que debe venir vestido el modelo, no conviene hablar de bragas, braguitas, tangas o sujetadores. Da mejores resultados hacer una única referencia a que el día de la sesión no lleve prendas que le dejen marcas en la piel (al menos en la espalda en el caso de retrato). Eso es suficiente para que cualquier mujer u hombre sepa lo que debe llevar.
 

También hay que invitar a que el modelo traiga la ropa con la que se sienta cómodo. Ahora bien, el fotógrafo debe tener preparadas prendas con las que haya obtenido buenos resultados, que se correspondan con el estilo previsto o que crea que van a sentar bien al modelo. No se debe olvidar que el modelo se conoce y sabe muy bien qué es lo que le favorece y lo que no le favorece. No obstante, puede ser interesante y muy provechoso proponer un cambio de look durante la sesión, mojando el pelo o cambiando de ropa.

miércoles, 14 de marzo de 2012

1/4 ANTES DE PROPONER LA SESIÓN


Hace más de diez años que escribí un artículo para el portal Masquefotos.com, hoy desaparecido. El título del artículo era "Cómo plantear y realizar una sesión de retrato o de desnudo con modelos no profesionales"

Ahora, este texto se puede consultar, además de en este blog, en El Club Digital y en un par de sitios mas. Y eso me alegra porque indica que lo que se decía ha resistido el paso del tiempo con buena salud.

A lo largo de este tiempo no han variado mucho las cosas; en aquellos años la foto digital no estaba al alcance de todos los bolsillos y los minilabs aún tenían químicos para el proceso C- 41, el de los negativos de foto en color y el de ciertas películas de Ilford y de Kodak en blanco y negro.

Creo que este es el momento y el lugar para editarlo de nuevo y ponerlo al día. Con el formato de este Blog, voy a dividir el artículo en tantas entradas como las de su índice.

La intención de este artículo es múltiple. No sólo intenta dignificar el trabajo de los aficionados a la fotografía, sino que pretende ofrecer una manera de hacer cortés, atenta y sensible a lo largo de cualquier sesión de retrato o de desnudo que permita obtener los mejores resultados.

En suma, lo que viene a continuación está orientado a aficionados que aman hacer foto de desnudo o de retrato a modelos no profesionales, sean hombres o mujeres.

La que se ofrece es únicamente una manera de trabajar. Hay otras, diferentes, que son igualmente válidas y que dependen del carácter de cada fotógrafo.

Este artículo se ordena así:
1.- Antes de proponer la sesión
2.- Abordar al modelo
3.- La sesión fotográfica de desnudo o retrato
4.- Algunas técnicas


1.     Antes de proponer la sesión

Existen varias maneras de abordar la fotografía de retrato o de figura: o bien se sabe qué es lo que se va a fotografiar y con qué intención o bien el motivo surge y genera una inspiración que el fotógrafo aprovecha en el momento.

También puede suceder que una persona inspire un sentimiento estético que el fotógrafo quiera descubrir a lo largo de una sesión de fotos

En todos los casos es necesario:

1- Ser sincero con el modelo. 

2- No buscar segundas intenciones. 

3- No olvidar que quien posa desnudo es tan respetable como quien posa vestido. A ambos se les debe el mayor de los respetos y atenciones. No son objetos, sino seres humanos.
 
4- Ser discreto y bajo ningún concepto hacer mal uso ( intercambio, publicación no permitida, atentar contra la imagen del modelo, etc...) del material que se obtenga.
 

5- Saber o tener pensado qué fotos se van a hacer, en función del modelo al que se va a proponer la sesión.

6- Saber qué uso tendrán esas fotos: venta, publicación en revistas, libros, exposiciones, catálogos, etc... Sobre todo si el modelo no es una persona próxima al fotógrafo.
 

Desde mi punto de vista, saber para qué se va a contactar con un modelo (o lo que éste quiere) se debe tener claro antes de plantear una sesión de desnudo o de retrato.

Lo que NO puede pasar es que el fotógrafo quede como un ignorante o como un mirón que ha encontrado una excusa feliz para satisfacer su morbosidad o la de sus amigos. Esa actitud perjudica a todo el colectivo de fotógrafos aficionados a la foto de retrato y de figura.

Desde mi punto de vista es imprescindible revisar los referentes (foto de otros autores, fotos propias, cuadros, dibujos propios o ajenos) y prepararlos para poder enseñarlos en la entrevista y que las ideas del proyecto queden claras.

El tiempo empleado en mirar revistas y en ver los trabajos ajenos siempre da rendimiento, aunque lo que se vea no nos convenza porque así sabremos lo que no queremos hacer.



Aunque me da mucha verguenza, siempre envío al modelo dibujos o fotos que se acercan a que he pensado. De esta manera todos sabemos dónde empezamos y hacia dónde queremos ir.